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¿Necesitas un cambio? ¿Tu trabajo no te llena?

¿Te levantas cada lunes deseando que llegue el viernes? ¿Has vuelto de vacaciones señalando el próximo puente? ¿Sientes que llevas años en el mismo puesto de trabajo, haciendo las mismas gestiones y tareas a diario?  ¿Hace cuánto que sentiste el vértigo del cambio, bien por aumento de responsabilidad y porque sentías que no sabías todo lo que se requería en ese momento?  

6 pasos que puedes dar cuando esto te pasa

Seguro que alguno de vosotros os habéis visto en esta situación, momento en el que tu trabajo no te motiva, te aburre y te hace sentir una pesadez similar a la de un lastre. Lo que empezó como un sueño, un logro, un proyecto de vida a futuro, se ha convertido en un conjunto de tareas transaccionales, donde intercambias tu tiempo y saber por un salario que llega a final de mes. Tus superiores a quienes tenías por líderes, ejemplos a quien seguir, referentes en el mundo laboral, se han convertido en desconocidos y sientes que dirigen desde la lejanía y que la empatía ha quedado aparcada.

Cuando esto nos ocurre sería interesante retroceder en el tiempo, recordar nuestros inicios en la empresa, cómo éramos, qué queríamos conseguir, dónde hemos llegado, cómo hemos evolucionado y desarrollado profesionalmente, qué hemos conseguido y por supuesto, a qué hemos renunciado. Esto nos ayudará a ponernos en valor, recordar nuestros principios y nuestras fortalezas y coger perspectiva.

¿Tu trabajo te lastra?

1.-IDENTIFICA PUNTOS POSITIVOS: Seguro que no todo es malo, si indagas en tu trabajo, lo que haces a diario, seguro que hay aspectos positivos, gente a la que ayudas, enseñas, compartes…Compañeros que te aportan, algún jefe a quién sigues admirando. Es muy probable que entremos en un proceso de retroalimentación negativa cuando en ocasiones se trata únicamente de aspectos puntuales los que te están desgastando.

Debes identificarlos para poder poner foco e intentar gestionarlo así como poner en valor los aspectos positivos de tu puesto, empresa y entorno laboral.

2.-ENUMERA DE MAYOR A MENOR IMPORTANCIA TUS VALORES: Esto te ayudará a averiguar qué es lo que más te resta de todo lo que haces. Puede ser una acción concreta en un momento puntal de la compañía, puede ser la filosofía de ser de tu empresa, tal vez la forma de comportarse de tus compañeros. Muchas veces el ambiente laboral nos enturbia realmente lo que estamos haciendo. Si tenemos identificados nuestros valores, sabremos cuándo estos son transgredidos y sabremos buscar alternativas. Tendremos claro qué valores están estables en este puesto de trabajo y qué valores necesitamos poner en valor para que se respeten, o simplemente los respetemos nosotros mismos.

3.- IDENTIFICA QUE OPORTUNIDADES DE CAMBIO PUEDES TENER DENTRO DE LA EMPRESA: El primer paso o el menos drástico es analizar qué aspectos quedarían sanados si pudieras acceder a otro puesto, departamento, función… dentro de la empresa. Muchas veces obviamos el valor que tenemos para nuestra compañía, y quizá prefieran ayudarte con un cambio que mejore tu motivación a perderte definitivamente. Esto puede abarcar también aspectos económicos, beneficios o privilegios dentro de la organización.

4.- IDENTIFICA OPORTUNIDADES LABORALES EXTERNAS: Si realmente lo que necesitas es un cambio de compañía, el primer paso será analizar el mercado y por supuesto confeccionar a la perfección tu perfil. Si no tienes muchas habilidades en esto te aconsejo que busques ayuda, es uno de los aspectos más importantes, te ayudará a resaltar tus valores, fortalezas, definiréis tus mínimos y también tus límites. 

Debemos actuar sin enfados, rencores ni apatías, buscando únicamente aquel lugar que pueda devolvernos nuestra motivación, aquel puesto de trabajo que nos haga sentir ese aporte de valor, esa generación de resultado que nos hace luchar a diario para conseguir esa meta en común o, quién sabe, tal vez pasamos a luchar por fines individuales, quizá lo que descubres es que necesites emprender, autogestionarte y construir tu propia filosofía laboral.

5.- RESPETA LOS TIEMPOS: Cualquiera de estos cambios necesita su tiempo.

Debes tomarte tu tiempo, mirar hacia dentro, estar seguro de lo que realmente buscas y si el cambio de rumbo puede ofrecértelo.

Debes tener un plan de acción, con sus tiempos, sus trámites y evaluando cada paso.

Analizar cada una de las alternativas, no tiene porque ser un cambio drástico, o quizá sí… pero desde luego nada impulsivo, ni generado desde un estado vulnerable y/o emocionalmente inestable.

6.- PLAN B: Cada uno sabremos en qué situación, personal, familiar, económica… nos encontramos. La prudencia debe formar parte en este proceso, debemos atrevernos, pero tener un plan alternativo por si las cosas no salen como esperamos nos hará actuar con determinación.

No debemos olvidar, que finalmente la decisión de cómo vivir nuestro día a día la tenemos únicamente nosotros, no debemos conformarnos con sentirnos llenos, hay que ir a por la plenitud y para ello es necesario tomar las riendas. Hagas lo que hagas decide, no te sometas, atraviesa los baches, no los toleres y por supuesto lucha por tus objetivos, estos no se cumplen, se consiguen.

Nuria Llinares Germán / Coach / PNL / Liderazgo Personal / Inteligencia Emocional