Cancel Preloader

Impacto psicológico del Trauma Secundario en Enfermeros y Personal Sanitario

El trauma secundario, también conocido como trauma vicario o estrés secundario, es un fenómeno que afecta a profesionales de la salud, especialmente enfermeros y otro personal sanitario, que están expuestos de manera continua al sufrimiento de sus pacientes. Este artículo examina las causas, efectos y posibles estrategias para entender y afrontar de manera adecuada el trauma secundario en estos profesionales.

Para empezar, debemos hablar de qué es el trauma secundario, el cual se trata de un proceso por el cual «un individuo que observa el sufrimiento de otro experimenta paralelamente las mismas respuestas emocionales a las emociones reales o esperadas de la otra persona» (Moreno, Morante, Rodríguez & Garrosa, 2004).

Los enfermeros y el personal sanitario se encuentran en la primera línea de atención a pacientes que enfrentan condiciones críticas, traumas físicos y emocionales, lo cual los lleva a ver y experimentar situaciones que en muchas ocasiones son difíciles de sobrellevar. Esta profesión conlleva una serie de factores que aumentan las probabilidades de sufrir trauma secundario en algún momento de sus vidas, algunos de los más comunes son:

  • 1. Exposición Continua al Sufrimiento: La naturaleza del trabajo en entornos hospitalarios, como unidades de cuidados intensivos o servicios de urgencias, implica trato constante con pacientes en situaciones de gran dolor o angustia.
  • 2. Cargas Emocionales: La responsabilidad emocional de cuidar y apoyar a los pacientes y sus familias puede ser abrumadora, generando un peso que se acumula con el tiempo.
  • 3. Falta de Apoyo Personal: Muchos profesionales de la salud a menudo sienten que no cuentan con el apoyo necesario para procesar sus emociones, ya sea debido a la falta de recursos institucionales o a un ambiente laboral que minimiza la importancia del autocuidado emocional.

Generalmente, cuando esto se da, el profesional sanitario terminará notando el malestar una vez esté ya muy instaurado y suponga un nivel de molestia bastante considerable, lo que generará una serie de efectos tanto a nivel psicológico como físico. Entre los síntomas más destacados podemos incluir:

  • – Síntomas emocionales: Ansiedad, depresión, irritabilidad y sentimientos de impotencia.
  • – Fatiga emocional y burnout: Un agotamiento extremo que aparece cuando se ha estado expuesto a muchas situaciones de sobrecarga durante un tiempo prolongado, lo que puede impactar negativamente en la capacidad de brindar atención de calidad.
  • – Desensibilización: Cuando se tienen este tipo de profesiones, el estar en constante contacto con el sufrimiento humano puede hacer que la persona genere ciertas estrategias de afrontamiento que la ayuden a sobrellevar la carga emocional que eso supone. Entre ellas está la desensibilización, que implica un distanciamiento emocional de las personas y situaciones que se atienden, lo que puede llevar a una menor empatía hacia los pacientes.
  • – Problemas de salud física: El estrés crónico puede contribuir a una serie de problemas de salud, incluyendo enfermedades cardiovasculares y trastornos gastrointestinales.

Viendo cómo el trauma secundario puede afectar a enfermeros y demás profesional sanitario, es crucial que estos tengan opción a desarrollar mecanismos de afrontamiento para mitigar el impacto del trauma secundario. Para lograr esto, ya no depende únicamente de la propia persona, sino que es algo para lo que hacen falta recursos y mayor entendimiento a nivel social. Algunas de estas estrategias que podrían ayudar serían:

1. Formación y Educación: Proporcionar talleres sobre manejo del estrés y técnicas de autoconciencia puede ayudar a los profesionales a reconocer y gestionar sus emociones.

2. Supervisión y Espacios de Reflexión: Crear espacios de discusión donde los enfermeros puedan compartir sus experiencias y emociones sin ser juzgados puede ser vital para el bienestar emocional.

3. Fomentar la Cultura del Cuidado: Instituciones de salud deben promover una cultura que valore el autocuidado entre el personal, proporcionándoles herramientas y recursos que faciliten el equilibrio entre la vida laboral y personal.

4. Acceso a Apoyo Psicológico: Facilitar el acceso a servicios de salud mental puede ser un paso importante para que el personal reciba la ayuda necesaria para abordar el trauma secundario.

El trauma secundario es una realidad que no se puede ignorar en el ámbito sanitario. Reconocer y abordar este problema es esencial para preservar la salud mental y emocional de los enfermeros y todo el personal sanitario. Asimismo, invertir en estrategias de apoyo no solo mejorará la calidad de vida de estos profesionales, sino que también se traducirá en un mejor cuidado para los pacientes, cerrando así el ciclo de bienestar en el entorno sanitario.

María Gómez Servián, Psicóloga General Sanitaria